Paisaje Expandido es una videoinstalación construida desde una perspectiva sensorial, kinética y colectiva. Esta propuesta plantea un ejercicio que entiende el arte como experiencia, sensación y vivencia de cada receptor. Por consiguiente, el espectador participa en la construcción a partir de las decisiones que toma frente a la experiencia inmersiva en un entorno de realidad virtual. Allí, el cuerpo se sitúa en una expansión sensorial que le permite componer y releer sus movimientos, traducidos en paisajes virtuales tridimensionales.
Etimológicamente, paisaje remite a una escena, un fragmento o los espacios inmediatos percibidos por un observador. Paisaje Expandido dezplaza esa mirada desde el dibujo hacia todo el cuerpo pensante, otorgando a cada gesto la capacidad de activar pensamiento. Este giro somático sitúa al cuerpo como herramienta principal de producción del paisaje, despojándolo de cualquier noción de objetividad o distancia. Lo que vemos es inseparable de cómo lo sentimos. La obra se inscribe así en un cruce entre dibujo y memoria, entre cartografía digital y sensibilidad corpórea.
La instalación se compone de un espacio físico que incluye dos estaciones. En una de ellas, cada participante se coloca gafas de realidad virtual (Oculus Rift) y unos auriculares con sonido binaural. Este diseño sonoro guía al cuerpo, estimulando la orientación espacial, la atención sensorial y la activación del gesto. Una vez dentro del entorno virtual, el participante activa el trazo mediante su movimiento. En paralelo, en la segunda estación, las pantallas instaladas en el espacio expositivo proyectan en tiempo real lo que sucede dentro del entorno digital, expandiendo la experiencia hacia el colectivo.